martes, 16 de junio de 2020

A CUATRO AÑOS DE LA MUERTE DE FANDIÑO




“Iván Fandiño, el recuerdo imperecedero quedará en nuestros corazones y retinas que vieron tu arte pletórico. Igualmente, nos enriquesiste con tu amistad y siempre amable postura; sobrio, profundo y valiente artista. Hasta siempre torero. Hasta siempre tu arte. Ya eres eterno”. Así cerraba la crónica de Toros Ecuador aquel fatídico 17 de junio de 2017, cuando teníamos que informar de la trágica muerte del torero amigo.

Nacido en Orduña, Vizcaya en 1980, se consolidó como figura, lejana al sistema reinante. Triunfó en la independencia y la libertad. Fue el último torero de Madrid, que le dio y le quitó. Lejos de amedrentarse, Fandiño continuó dejando su estela en cada tarde y en cada plaza en que vistió de luces. Hasta que hace tres años un toro de la ganadería de Baltazar Iván, que correspondía en suerte a su compañero de terna Juan del Alamo, lo empitonó con su asta derecha en el vientre, cuando Fandiño salió al quite, provocando su irremediable muerte.

Toros Ecuador, aún con el recuerdo vivo de la tragedia vista por televisión, quiere renovar su homenaje al torero más querido del Ecuador de los últimos años. Lo decimos sin dudarlo, pues desde su primera aparición en plazas ecuatorianas, su entrega y clase fueron reciprocadas con el cariño de la afición quiteña, ambateña y riobambeña. Grandes tardes de triunfos alcanzó en territorio ecuatoriano. En el ruedo, se mostró profundo y sobrio, toreando siempre con verdad. Mucha gloria, que no es pasajera, pues su impronta seguirá vigente en la memoria de todos quienes admiramos sus ejecutorias.

Fuera de la plaza se mostró siempre como un caballero amable y sencillo. Anecdotariamente lo encontramos en un vuelo internacional que aterrizaba en el aeropuerto de Quito a inicios del 2014, allí conversamos largo durante el vuelo. Nos pidió de favor que no reportáramos de nuestro encuentro casual y la tertulia de varias horas, pues nos dijo que quería dar una “sorpresa” a quien sería poco tiempo después su amada esposa, una distinguida dama ecuatoriana.

Dondequiera que tu vuelo esté presente, Iván Fandiño, no dudes en capotear a las estrellas. Quizás tu arte necesitaba más que lo terreno y emanciparse en el espacio sideral. Hasta siempre amigo artista, hasta siempre torero valiente.

Denys Toscano Amores