Al segundo toque de clarín, empieza la aparición de los toreros en el ruedo. El primero habrá dado paso a los alguacilillos, que a caballo se dirigen hacia dónde se ubica el palco de la autoridad para, simbólicamente, pedir permiso para iniciar el paseíllo.
Posteriormente, con un toque de clarín se inicia el festejo con la salida del toro, que con independencia de su comportamiento posterior, saldrá (normalmente) con gran ímpetu.
La lidia se divide desde el siglo diecinueve en tres partes o tercios, el de varas, banderillas y la espada. En el primer tercio y segundo tercios el matador utiliza para torear el capote, en el tercero, hoy en día el más extenso, sucede la faena de muleta, preparatorio para la estocada.
Los primeros lances de capote corren a cargo de los subalternos, y a partir de ese momento el matador de acuerdo a las condiciones del toro, tiene la oportunidad de lograr el lucimiento.
Las suertes del toreo comprenden los lances o toreo con el capote, la suerte de varas, las banderillas, los pases o toreo con la muleta y la suerte suprema o la estocada.
El toreo de capote, que tuvo su origen en la capa (primer engaño que se utilizó para burlar las embestidas de los toros) sitúa a los toros, los ubica en el ruedo, propicia la cauda estética de los toreros inspirados con los diferentes lances que pueden interpretar.
El capote permite dominar, encauzar, templar y crear momentos inolvidables, su manejo es difícil debido a la obligación de sincronizar los movimientos del brazo derecho e izquierdo y sus muñecas.
Según Curro Romero, uno de los más grandes intérpretes de la Verónica, “no es fácil coger de salida las distancias a los toros, porque éstos vienen con cierta brusquedad. Lo más importante es graduarle la velocidad a un toro que viene con mucha fuerza y conseguir llevarlo a tu aire, el del torero. Esto es verdaderamente difícil; de ahí que tenga tanta importancia cuando se consigue. Pero la verdad es que no es fácil. Sin embargo, desde mi punto de vista, quizá todavía es más difícil acoplarse con un toro picado que ya está más parado y exige que el torero los espere y lo lleve muy despacio y torearlo”.
Las principales suertes actuales del toreo de capote en el primer tercio son los siguientes:
La verónica: Es el lance, llamado el fundamental, se torea de perfil, lo cual permite hacer más largo el lance y facilita el toreo en la repetición sin que el torero modifique apenas su posición. El torero coge el capote con las manos cerca de la esclavina (ubicada en el centro y parte superior del capote) cita, extiende el capote, por el lado derecho o por el lado izquierdo, con las muñecas y con la cintura, con flexibilidad para hacer más profundo el lance.
Ir hacia adelante para iniciar la serie de lances en el tercio y culminar hacia los medios con el remate de, por ejemplo la media verónica, que se inicia como verónica y se corta en el último tiempo, recogiendo el capote con el costado, con un movimiento circular de la mano que guía el viaje del toro.
La gaonera: Creación del torero mexicano de principio del siglo veinte, retirado en 1925, Rodolfo Gaona (QEPD), la ejecutó por primera vez en El Toreo de La Condesa (hoy Palacio de Hierro Durango), el 23 de enero de 1910 y el 7 de abril de 1911 en Madrid.
En principio era un conjunto de cuatro lances; el primero un medio farol para echar la capa o la espalda, quedando con el capote hacia el toro; la segunda de frente el capote por detrás; la tercera, pasando al toro ante el pecho y la cuarta, un recorte, llevando la capa recogida a una mano. Con el tiempo se ligan los lances con la capa por detrás del cuerpo del torero, al descubierto. La gaonera es en la actualidad también un taco de carne deliciosa.
La chicuelina fue invención de Chicuelo, Manuel Jiménez en los años veinte, consiste en ponerse de frente con el capote en ambos brazos, embarcar al toro desde donde llegan los brazos, echar el capote adelante y traer al toro enganchado por el lado izquierdo o derecho, liándose al cuerpo el capote.
Existen muchos lances de capote y muchos intérpretes, así como pases de muleta y otras suertes que iré describiendo como es mejor el toreo, sin prisas y con pausas. Hasta la próxima.
Luis Ramón Carazo