Es
una pena que una atractiva corrida de toros como la Goyesca de hoy haya
tenido apenas un tercio de plaza. El público aficionado debe asistir a
las corridas si queremos mantener y revivir la pasión por el toreo en el
Ecuador, debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance. Los
aficionados a las plazas, los toreros entregados, los ganaderos con su
sacrificada labor, y los empresarios sensibles para atraer al público
por todos los medios y con buenos carteles.
Salcedo tuvo este domingo un cartel con
solera. El español Víctor Puerto, el compatriota Mariano Cruz Ordoñez y
el mexicano Michelito Lagravere, compusieron el cartel y lidiaron toros
de Santa Coloma, Peñas Blancas y Santa Rosa, lamentablemente
anovillados, sin fuerza, ni trapío, ni transmisión. Entendemos que es
muy difícil la labor de ser ganadero, pero si no se refresca la sangre,
no se podrá disfrutar de grandes tardes de arte taurino.
Víctor Puerto ha hecho su cartel en
Ecuador en base a honestidad torera, con altas dosis de dominio y
hondura. Hoy demostró que su afición está intacta, entregándose a un
público que pudo verlo muy lúcido en varios pasajes de sus dos faenas.
Ante la mansedumbre y corta embestida de sus toros, templó y mandó como
los que saben, con grandes ejecutorias especialmente en derechazos en
redondo y rematados de pecho de gran factura. Una oreja en cada todo le
permitió salir en hombros en medio de sonora ovación que renueva su
condición de favorito en las plazas ecuatorianas.
Cruz Ordoñez es uno de los mejores
toreros nacionales, sin duda. Hoy tuvo mala suerte, por los dos toros
que le tocaron en suerte, por desencastados. Le costó encontrar el sitio
y mandar las cortas embestidas de sus enemigos. Solo nos pudo ofrecer
esporádicos pases de su reconocida calidad. Aplausos en el primero y
silencio en su segundo hablan de lo que fue la tarde para el buen torero
nacional. Que tenga suerte la próxima.
Michelito Lagravere busca ganarse cartel
en tierras ecuatorianas. Ya lo vimos en Tambillo, ayer en San Miguel de
Bolivar y hoy en Salcedo. Como todo torero mexicano, es variado con el
capote y sus ejecutorias transmiten a los tendidos. Hoy nos ofreció
verónicas, chicuelinas, gaoneras, revoleras, faroles, entre otros
vistosos pases. En su segundo toro salió decidido a tocar pelo y lo hizo
cuajando una faena de momentos lúcidos con la muleta. Varios
derechazos, dos estupendos naturales y molinetes bien ejecutados,
hicieron un repertorio de alegría que contagió al respetable, que le
recompensó con una oreja y aplausos en su vuelta al ruedo.