Son preocupantes las últimas
noticias, de que el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, ha
enviado al Consejo Nacional Electoral, los formularios con firmas
recogidas por minúsculos pero organizados grupos antitaurinos, que
tienen como objetivo, eliminar las corridas de toros en la capital. Si
el CNE valida las firmas, la resolución retornará al Concejo Municipal,
que en seis meses deberá discutir la propuesta.
El objetivo de estos grupos intolerantes
por medio de la Iniciativa Popular Normativa presentada, es conseguir
la eliminación de corridas de toros dentro del Distrito Metropolitano,
la propuesta es la siguiente:
“Se prohíben los espectáculos públicos
en los que se produzca estrés, sufrimiento, maltrato, tortura y muerte
de animales. Se prohíbe también los espectáculos en los que los animales
puedan ser objeto de burlas o tratamientos antinaturales.
Se prohíben expresamente las corridas de
toros y los espectáculos con toros que incluyan la aplicación de las
suertes de varas, banderillas y muleta. Se prohíben los espectáculos con
toros que produzcan directa o indirectamente la muerte del toro, ya sea
durante el espectáculo o luego del mismo.”
Es decir que no les bastó con que se
incluya en la consulta del pasado año 2.011, la pregunta 8 que decía
textualmente “¿Está usted de acuerdo que en el cantón de su domicilio se
prohíban los espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al
animal?”, la pretensión es eliminar la actividad taurina completamente y
modificar la ordenanza 127 que actualmente regula los espectáculos
taurinos.
Lo grave del caso es existe la
incertidumbre de que si se califica las firmas, sea el Concejo
Municipal, en que se pronuncie favorablemente ante tamaño despropósito,
que sería el puntillazo final a la actividad taurina en Quito.
Preocupante también es que los
estamentos taurinos directamente involucrados, nada o casi nada han
hecho por contrarrestar estas pretensiones, en los actuales momentos la
división es lo que reina, hasta entre grupos organizados de aficionados,
la fiesta brava se debate entre vetos, rivalidades, amiguismos,
envidias, críticas, puestas de pie y varios hechos negativos, que lo
único que han hecho es dividir a la familia taurina, mientras en las
sombras se atenta veladamente contra la fiesta brava.
A tiempo estamos los taurinos de dar la
lucha y no permitir que entre gallos y medianoche se atente contra esta
tradición tan arraigada, la posición anti taurina tiene una
intencionalidad política, no ecologista, de ninguna manera les interesa
el bienestar del animal, la tauromaquia es el caballo de batalla para
atacar y justificar su resentimiento social, aupado por intereses
malsanos.
Hacemos un llamado de alerta para los
taurinos, no nos quedemos cruzados de brazos esperando el puntillazo y
recibiendo el castigo pasivamente, no hay que volver a confiar en falsos
ofrecimientos, guerra avisada no mata gente. Esta pretensión afectaría
a todo el distrito metropolitano de Quito y sería el comienzo de una
negra época sin duda.