Riobamba tenía gran
expectativa por el cartel que haría el paseíllo en la Monumental Raúl
Dávalos. Y no era para menos, pues se juntaron un torero artista como
Javier Conde, un poderoso como Iván Fandiño y el cada vez más cuajado
oriundo de la tierra Mariano Cruz. Una plaza casi llena admiró y
aplaudió, y también criticó, la lidia de los toros de El Pinar y Campo
Bravo, de diverso trapío y calidad.
Javier Cónde regresó
al país luego de varios años de ausencia, su cartel es importante en el
Ecuador, pero ayer no tuvo suerte ni estuvo metido con sus toros. El
primero de su lote era bravo aunque debía ser domada su arrancada a
trampicones. No lo hizo y lo pasaportó sin pena ni gloria. Su segundo
tenía menos clase pero trató a meterse con el público que le exigía más
entrega de su arte, que es mucho. Una verónica de artista y varios
derechazos al final de la lidia arrancaron los olés del público que se
quedó con las ganas de ver la maestría del malagueño. Otra vez será.
El riobambeño Mariano Cruz Ordóñez
sabía de la responsabilidad que tenía al compartir cartel con dos
figuras del toreo. Y estuvo a la altura, no solo por el pundonor y
corazón que lo metió hasta el estoicismo, sino por las buenas hechuras
de su toreo. Cayó de pie como figura de la tauromaquia ecuatoriana. En
su primero fue pura voluntad acompañada de una buena faena de capote y
gran estocada recibiendo, que le hicieron merecedor de una oreja. En su
segundo hizo todo bien. Recibió al astado de Campo Bravo con una larga
cambiada para luego ejecutar unas verónicas de rodillas, que
entusiasmaron a la parroquia. Su capote y luego su muleta lograron
controlar la fulgurante embestida del quinto de la tarde, muy noble y
bravo. Cuando ya se hizo con el toro, cuajó una muy buena faena de
derechazos que terminaban adornados con molinetes y pases de pecho de
buena factura. El público vio toro y torero, y clamó por el indulto que
fue concedido, y el paisano dio la vuelta al ruedo con las dos orejas y
el rabo que lo consagraron como el triunfador de la tarde. Enhorabuena
por el torero nacional.
Iván Fandiño consolida
cada vez más y con letras de oro fundidas en piedra su gran cartel en el
Ecuador. Es un torero poderoso que encuentra la cadencia, tiempos y
compás en cada toro que se le enfrenta. Ayer tuvo una presentación digna
de su gran repertorio. Su primer toro era el más pequeño de la tarde,
pero tuvo el suficiente recorrido para permitir al de Ortuño desplegar
su capote con solvencia y la muleta pausada, que alargaba su cauce y
redondeaba la faena. Dos orejas que le permitieron salir en hombros en
medio de los aplausos y reconocimiento del respetable. Antes de torear a
su segundo toro, hizo un quite maravilloso al toro de Mariano Cruz,
especialmente dos chicuelinas y un pase afarolado que quedarán en la
memoria de la plaza de la Sultana de los Andes por mucho tiempo. En su
segundo repitió una faena de clase, con su repertorio artístico,
pasaportó a este toro de una certera estocada, fue premiado con una
oreja en reconocimiento a su faena, dio la vuelta al ruedo en medio de
una cerrada ovación.
Síntesis de la Corrida:
Plaza de Toros “Raúl Dávalos”, Riobamba, provincia de Chimborazo, tres
cuartos largos de plaza, se lidiaron tres toros Campo Bravo, un toro de
El Pinar, y dos de Santa Martha, de justa presentación, de variado
juego, corrida promedio de 450 kilos. Javier Conde: palmas ,pitos y palmas; Mariano Cruz Ordóñez: Oreja y dos orejas y rabo simbólicos tras indulto; Iván Fandiño: Dos Oreja y Oreja.
Incidencias: Se realizó
un merecido homenaje a Don Patricio García, principal de
Tauroproducciones por su aporte a la fiesta brava en la provincia. El
toro del hierro de Campo Bravo, de nombre “Sabueso”, de 451 kilos fue
indultado por el diestro riobambeño Mariano Cruz Ordóñez. El torero de
Plata Carlos López sufrió una aparatosa cogida después de banderillear
al tercer toro de la tarde, que pudo ser de consecuencias graves.