domingo, 11 de agosto de 2013

Campuzano indulta un toro y Juan Diego corta una oreja en Tancuchí

La ya tradicional corrida de verano del pintoresco poblado de Tanicuchí, provincia de Cotopaxi, tuvo esta tarde un cartel que prometía mucho para la afición taurina ecuatoriana, que llenó en más de dos tercios el aforo de la plaza. En mano a mano hicieron en paseíllo el diestro español Juan Diego y el quiteño Martín Campuzano, quienes lidiaron toros de las ganaderías de Santa Coloma y Peñas Blancas, encierro que tuvo altibajos.
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El ibérico Juan Diego abrió plaza con el toro más pequeño del lote, al que lo entendió desde el primer capotazo, llevándolo cadenciosamente tanto con el capote como con la muleta. A media altura, fraguó tandas de derechazos y forzados de pecho muy artísticos y templados. Lastimosamente pinchó con la espada en su primer intento, perdiendo un justo premio a su labor artística.
Con su Segundo repitió su repertorio cadencioso, y tuvo momentos de especial importancia sobre todo con la muleta, cuya labor se basaba en derechazos templados, sin dejarle distraer al toro. Mató de una Buena estocada y recibió una oreja que la paseó en medio de sonoros aplausos. Con el tercero de su lote poco pudo hacer, pues el toro no transmita lo suficiente y renegaba la embestida. Pese a ello, Juan Diego logró lancear varios muletazos que reflejaban la calidad del torero español.

El ecuatoriano Martín Campuzano hace evidente en cada presentación su ilusión y honestidad torera, que no se achica ante ningún toro que se le ponga enfrente. Y es que ahora lidió y pasaportó un toro de 590 kilos, y lo hizo con mucho aplomo.

Pero lo más reconfortante para los aficionados ecuatorianos que nos dimos cita esta tarde en Tanicuchí, fue refrendar la creciente calidad del torero quiteño, sobre todo en lo hecho en el cuarto de la tarde, frente a un toro de tuvo calidad y nobleza, y al que Martín logró sacarle lo mejor de sí con gran calidad y aplomo. Recibió a su enemigo con una cambiada de rodillas, siguió con dos estupendas verónicas y un quite por delantales bien ejecutados. Con la muleta estuvo soberbio y variado, derechazos, cambiadas por la espalda, pases de pecho con fijeza, temple y mando, como Mandan los cánones del toreo. Entonces gran parte del público entendió que el toro merecía el indulto y que el torero los máximos trofeos, y la autoridad de plaza concedió el indulto y las dos orejas y rabo al torero que emocionado dio la vuelta al ruedo en medio de los aplausos del respetable.

Un hecho curioso se presentó en la plaza. En uno de los palcos bajos estaba el ex Vicepresidente de la República, señor Lenín Moreno, quien ejercía tales funciones cuando se permitió la oprobiosa castración de las corridas en Quito en la maldada, ilegal e injusta consulta popular del 2011. Buen número de aficionados protestó su presencia sobre todo porque nada hizo para evitar semejante irrespeto a una de las tradiciones más enconadas en la cultura quiteña, su feria taurina. La vida da vueltas y el no hay perdón ni olvido es para todos, la historia tiene muchos ejemplos de ello, y como aquellos que crearon la guillotina fueron luego ejecutados por el poder popular en ella, asimismo esperamos sinceramente que el atropello al credo y tradiciones también se supere en este país cuya sociedad lamentablemente aún no sabe vivir en democracia, y por tanto, no tolera cosmovisiones de las minorías de todo tipo. Ojalá el derrotero histórico haga suficiente mella para que pronto recuperemos nuestra Feria del Jesús del Gran Poder en la muy taurina ciudad de Quito. Eso si que exista el reclamo, pero no la ofensa de ninguna manera, recordemos que la gente culta está entre los taurinos. Que viva el toreo¡

Ficha del festejo: Plaza de Toros “San Lorenzo”, ciudad de Tanicuchí, provincia de Cotopaxi, dos tercios largos plaza, tres reses del hierro de Santa Coloma y tres reses del hierro de Peñas Blancas de variado juego y bien presentados, promedio 480 kilos; destacando el cuarto toro de nombre “arbitrario” de 460 kilos, que fue indultado por Martín Campuzano; Juan Diego, aplausos, oreja y vuelta al ruedo, Martín Campuzano, vuelta al ruedo, dos orejas y rabo simbólicos y aplausos. El diestro español Juan Diego se llevó el trofeo a la mejor faena y el matador ecuatoriano fue declarado el triunfador de la corrida y dio la vuelta en hombros al ruedo de la plaza.